Ventajas de una nevera no frost frente a las tradicionales

Uno de los puntos importantes de mudarte a vivir por tu cuenta es adquirir tus propios electrodomésticos. O quizás se te rompió el que llevas usando hace años y quieras cambiar de modelo. Sea el caso que sea, depende de muchos factores, y es una compra importante. Se aconseja comparar modelos, más si ni sabes la diferencia entre modelos “frost” y “no frost”.

Descongelado: no frost, opcional, frost, indispensable

Las no frost no necesitan descongelarse. Ahora, esto no quiere decir que no deban limpiarse una vez al año, y para esto se recomienda que esté desenchufada. Las frost, por otro lado, acumulan escarcha y hielo en las paredes internas. Cuando exceden algunos milímetros de espesor (varía según marca y modelo) deben descongelarse, al menos, dos veces al año, limpieza incluida, o requerirá más energía para enfriar lo mismo, o enfriará menos.

Humedad: no frost, inexistente, frost, presente

La forma en que cada modelo maneja la humedad es distinta. En las no frost, la humedad no se acumula, por lo que no hay riesgo que se mezclen olores, si se guardan bien los alimentos… Pero los puede deshidratar si no lo haces bien. En las frost, por otra parte, se tienen humedad dentro del aparato, y puede que se forme moho si no se descongela y limpia, pero nunca se secarán.

Motor andando: no frost: siempre, frost, de a ratos

Las no frost deben tener siempre su motor funcionando, al punto que quizás pase a ser otro sonido de fondo en du hogar. Si tienes una frost, en cambio debes de haber escuchado que el motor de este electrodoméstico se echa a andar “de a ratos”. Esto se debe a que mantiene la temperatura más o menos estable sin necesidad de tener el motor siempre encendido.

Congelación: no frost, mas rápida, frost, más lenta

Si has usado el microondas para calentar algo congelado, notarás que en los bordes está caliente, peor en el centro está frío. Lo inverso sucede con las no frost: congelan mucho más rápido, y mayor cantidad de alimentos, y de forma pareja. Las frost, por otra parte, puede que se tome su tiempo pero congela igual su contenido, aunque no siempre de forma equitativa.

Tamaño: no frost, más grandes, frost, más pequeñas

Los nuevos modelos, esos que tienen dos o más puertas y se ven en películas y series estadounidenses, son no frost. De tamaño mucho mayor, pueden servir para la compra mensual, si tienes espacio físico suficiente en la cocina. Las frost, por otra parte, son más pequeñas y tienen menos espacio, pero no requieren tanto lugar para emplearlas.

Consumo: no frost, siempre andando, frost, a veces

Aquí no hay ganadores claros, porque si bien la no frost tiene el motor siempre andando, por regla general su nivel de aprovechamiento de energía es A+ como mínimo (uno de los mejores). Las frost, por otro lado, quizás no aprovechen tan bien la energía, pero como no siempre tienen el motor funcionando, consumirán menos desde el vamos.

Precio: no frost, caras, frost, accesibles

Las no frost tienen mucha más variedad de modelos, y hasta accesorios extra (distribuidor de hielo, pantallas con programas, compartimentos especiales para carne, lácteos o pescados, etc.), lo que significa que son más caras. Si lo que necesitas es un aparato que simplemente haga su trabajo, las frost podrían ser tu mejor elección, ya que suelen ser más baratas y cumplir con lo que se espera de ellas.

Clima ideal: no frost, húmedo, frost, seco

Otro factor a tomar en cuenta, que se suele pasar por alto, es el clima en el cual usarás este electrodoméstico. Las no frost son más aconsejables para climas húmedos, ya que no utiliza humedad para funcionar. En cambio, si vives en una zona más seca, las frost, que usan agua, pueden ser la mejor opción. Si lo haces a la inversa tus alimentos sufrirán las consecuencias.

Sea cual sea el caso, considera el seguro

Algunas casas de electrodomésticos, o supermercados, tienen un seguro plano para todos los modelos de neveras. En otros casos, tienen un tipo específico para cada una, dependiendo de la marca o del modelo en cuestión. Sea cual sea el que elijas, tómate unos minutos (o una hora, con café o similares) para leer qué cubre el seguro. Puedes ahorrarte disgustos y mucho dinero si haces eses pequeño esfuerzo.