¿Cuanto tiempo se tarda en aprender inglés?

El aprender idiomas hoy es más sencillo que nunca. Con cursos a los que podemos acceder desde el smartphone, talleres gratuitos en algunos centros culturales y educativos, y la facilidad que nos da la internet y las redes sociales, puedes aprender cualquier idioma que desees… si pones algo de tu parte, claro, en un tiempo que puede ser… variado.

Sin tener noción previa: 360 horas (básico)

Dependiendo de las herramientas con las que cuentes, en noventa días, cuatro horas por día, no sólo podrás hacerte entender, sino que hasta podrás comenzar a utilizar verbos irregulares en distintos tiempos, que es una de las grandes pesadillas de quienes desean aprender el idioma.

Sin tener noción previa: 1.200 horas (fluido)

En el punto anterior se podría llegar a un nivel intermedio de inglés, con suerte. Sin embargo, si se desea tener un nivel fluido, se estima que se deben dedicar 1.200 horas de estudio, entre lectura, escritura, conversación, escuchar a personas nativas, escuchar música, y una larga serie de actividades.

Con un progenitor (o ambos) que hable inglés: 30 horas o menos

Si tu madre o padre habla inglés en casa, desde tu época de bebé habrás adaptado el idioma casi como normal. Hay gente que no necesita clases para entender el idioma por este motivo. Así y todo, se recomienda tomar clases de inglés, aunque sea de un mes, una hora por día, para poder pulir algunos aspectos que puedan quedar afuera. De paso, se adquiere certificación del nivel de inglés que se posee.

Es más fácil si se tiene una raíz lingüística común

Si tu lengua nativa es el español, francés, italiano, alemán u otras lenguas que se hablen en Europa desde hace siglos, te será mucho más sencillo aprender Inglés. Esto se debe a que comparten raíces idiomáticas (el latín): hay algunas palabras que son las mismas, o muy similares, lo que reduce el esfuerzo necesario para aprenderlo y aumenta la familiaridad (falsos amigos o no).

Es más difícil si no comparten ni el alfabeto

Si tu idioma natal es el japonés, el chino, el árabe o el turco, te resultará mucho más difícil: no sólo no comparten raíz idiomática, sino que tienen un alfabeto o silabario distinto. Es por esto que, cuando intentas aprender un lenguaje que no usa tu alfabeto, se dedica un año (o más) al aprendizaje de su alfabeto o silabario. Lo mismo se da a la inversa. Es por esto que es más difícil para un chino aprender inglés, que para un español.

Es más fácil si se ha aprendido otro idioma antes

Quizás fuiste a por el alemán, o el chino, pero el mecanismo es más o menos similar: aprender letras o silabario característicos, frases simples, palabras, tiempos verbales… Cuando ya sabes cómo va todo, te es menos complicado intentarlo con otro lenguaje. Más aún si tienen colegas con quienes has compartido la lucha de aprender un nuevo idioma a tu lado: el aliciente social siempre es positivo cuando se desea aprender inglés.

Es más difícil si se tiene dislexia

La dislexia, es decir, confundir o alterar el orden de las sílabas o letras de las palabras, el aprendizaje se hace cuesta arriba. Si bien se puede aprender a hablar y escuchar, tarde o temprano se deberá aprender a leerlo y escribirlo. Además, puede que no reconozcan ciertos sonidos, o no asocien letras con su pronunciación.

Es más fácil si se posee exposición al inglés

La exposición al idioma también influye en la facilidad que se tiene al aprenderlo. Hay países en donde el inglés es sólo una de las lenguas oficiales, por lo que se llega al jardín de infantes sabiendo hablar ambos. En otros, si bien no es lengua oficial, se tiene tanto contacto con el idioma y la cultura de los países de habla inglesa, que el aprenderlo se hace más sencillo.

Es mucho más fácil si se quiere aprender porque te gusta

Pregúntale a cualquier persona políglota (que habla más de tres idiomas, incluyendo el nativo): si sólo quieres aprender X lengua por el “prestigio”, te será muy difícil. Si deseas saber algo, te será más fácil aprenderlo. Calidad por sobre cantidad es la clave. Además, es mejor intentar aprender un solo lenguaje a la vez, para que no se “mezclen” y termines aprendiendo mal.