En algunas especies animales, se utiliza la misma palabra para definir hembras y machos (serpiente, ballena) o una muy similar (gato, gata). Pero en otros se utilizan palabras completamente distintas (vaca, buey, cabra, chivo). Este último caso es el de las ovejas, las que te enseñaron en primaria que te dan la lana, peor quizás nunca te dijeron cuál es el macho de la especie.
Oveja macho: carnero
Al masculino de la oveja se lo denomina carnero. Las diferencias entre oveja y carnero es visible a simple vista: el carnero es más grande, suele tener cuernos más evidentes (a veces la oveja ni siquiera tiene, o son más pequeños) y su tamaño y peso suelen llegar al doble del de una oveja (dos metros frente a uno, y ciento cincuenta kilos frente a cien).
Rebaño de carneros y ovejas: rebaño de ovejas
Por lo general, la simple presencia de un miembro masculino hace que se considere adecuado usar “todos”, o referirse al grupo como formado por masculinos. La RAE indica que, si hay mayoría de hembras, es correcto usar “todas”. Este problema no se lo tiene cuando se intenta nombrar a un rebaño en donde hay carneros y ovejas, ya que se suele utilizar “rebaño de ovejas” a secas.
Un sólo macho en el rebaño es lo usual
Quien viva o trabaje en una granja donde se críen animales sabe bien cuán agresivos se ponen los machos en época de apareamiento. Por eso, suelen tener un solo macho en cada grupo de animales, para reproducción. En caso contrario, los machos luchan entre ellos, llegando a lastimarse de gravedad o matarse, lo que es una pérdida para quien les críe.
Favorecen la biodiversidad
Los ecosistemas pastoriles suelen ser más ricos que otros sin rebaños. Esto se debe a que las ovejas, y los carneros, consumen plantas y expulsan las semillas, “sembrando” en distintos sitios, ya que los rebaños se mueven de un lugar a otro. A esto ayuda que estos animales tengan un largo proceso digestivo.
El carnero puede digerir su comida durante días
Las ovejas, y los carneros, son rumiantes. Esto quiere decir que sus mandíbulas se adaptaron a una alimentación herbívora (plantas y cereales, en este caso) y su estómago tiene más de una cámara. Dada su alimentación fibrosa, su sistema digestivo les permite masticar, fermentar y volver a masticar antes de empezar el proceso de aprovechamiento de los nutrientes del alimento.
Tienen dientes de leche
Estos animales cambian su dentadura conforme van creciendo. Si bien no todos a la vez, van mudando los dientes de leche a los definitivos al madurar. Si todavía tiene todos los dientes de leche, entonces ese animal tiene un año o menos de vida (lo que se conoce como “cordero”).
Sus pezuñas nunca paran de crecer
Similares a nuestras uñas, las pezuñas de las ovejas y los corderos crecen a lo largo de toda su vida. Si bien los van desgastando al caminar, ha habido casos en donde estos pobres animales tienen tan largas las pezuñas, curvándose como los cuernos del carnero, que se les dificulta el moverse y deben ser limados o cortados.
El rebaño es su forma de defensa
Los ovinos no tienen muchas formas de defenderse de los depredadores: los cuernos del carnero, y en algunas especies de la oveja, pueden no bastar. Por eso, cuando suelen moverse lo hacen en rebaños: no es porque sean animales sociables, sino porque, de esa manera, tienen más posibilidades de sobrevivir un ataque.
Existen cientos de razas de ovejas
Hay algunas que son más comunes que otras, claro, pero los ovinos tienen muchas razas. Además de las clásicas de toda la vida, esas a las que les pegabas algodón para representar su blanca lana, hay alrededor de doscientas especies de ovejas. Si bien son originarias de Asia central, son mucho más comunes hoy en día en América, Asia y Europa.
Tienen sentimientos y buena memoria
Se ha descubierto que las ovejas tienen amistades dentro de sus rebaños, y pueden llegar a “enamorarse”. Suelen expresar tristeza cuando una de sus amistades muere, y si se alejan del rebaño o si se les acerca alguien desconocido, se atemorizan. Además, pueden llegar a recordar y distinguir hasta cincuenta individuos diferentes.