¿Cuál es la abreviatura de doña?

En algunos casos, puedes pasarte un año entero aprendiendo el “alfabeto” de un idioma, antes de empezar con sus palabras. Menos mal que el español, de España o Hispanoamérica, es más sencillo, y no tienes que aprender miles de símbolos para leer el diario. Aunque tanga alguna que otra palabra imposible de escribir, o algunas más sencillas, como “doña”.

No hay una sola abreviatura “correcta”

“Doña” es una palabra que no tiene una sola forma de abreviarse. Puede que la hayas visto como “Dª”, “D. ª” o “Dña.”, y todas estas son formas correctas. Que se use una u otra no modifica en nada el significado o el título que se emplea.

Si es abreviado, empieza con mayúscula

Es común en el uso de abreviaturas que se empiece con una letra mayúscula (“Dª”, “D. ª” o “Dña.”), como se ha visto en el punto anterior. En cambio, si no se utiliza la versión abreviada de la palabra, es correcto el escribir la palabra con minúscula (“doña”, “don”).

Lleva punto al final por una cuestión semántica

Hay abreviaciones que tienen un punto al final, mientras que otros carecen del mismo. En el caso de las mediciones (km, cm, ml, etc.), lo que se expresa es un símbolo, o sea, la representación gráfica con la que expresamos algo. Las abreviaturas se usan para designar a la versión más breve con la que se escribe un término, o puede ser debido a que las abreviaciones son usadas para acortar, y a veces, el punto al final significa “¡y punto!” (final).

En principio, sólo se aplicaba a Dios, los santos, y la realeza

En los inicios de su uso en el español europeo (y luego a sus colonias), sólo se utilizaba el “Don” con Dios y los santos católicos. En la España medieval, en un principio sólo se le aplicaba el “Doña/Don” a la realeza: reyes, reinas, grandes nobles que eran considerados primos de la realeza y a los más altos cargos eclesiásticos (arzobispo y cardenal).

Estaba prohibida a la plebe

Dependiendo del reino del que se tratase (Europa tiene una larga historia de feudos guerreando entre ellos) se empezó a usar el “Doña/Don” con algunos hidalgos y sus descendientes, pero nunca a los plebeyos. Para esto, se requería figurar en el padrón de hidalgos, para lo cual era indispensable probar que se era un noble.

Ha sufrido cambios en su uso y significado

Como muchas palabras del Español, o Castellano, comenzó a ser usado con personas anteponiéndose (es decir, colocándose antes) al nombre de pila, solo o seguido del apellido. De esta manera, era correcto decid Doña Ana, o Doña Ana Pérez. Con el correr del tiempo, se le añadieron posibles significados, algunos regionales y otros más universales del idioma.

Cómo se lo usaba podía mostrar vulgaridad o descortesía

Hay algunos detalles que pueden poner en evidencia que una persona no ha sido criada en determinada cultura. Por ejemplo, se considera vulgar (de origen “plebeyo”) o poco cortés (con intenciones de denigrar a la persona a la que se le aplicaba) hablad de doña Pérez, o señora Juana.

Puede ser usado como tratamiento respetuoso

“Doña” puede no indicar un título que sea reconocido en los papeles, por ejemplo, pero sí un trato respetuoso. Por lo general, hacia mujeres que no son menores de edad, o que poseen dinero u otra clase de posesiones que le dan cierta importancia.

Puede ser usado como reconocimiento de un logro académico

En el caso que se haya terminado una diplomatura o el bachillerato, o de lograr alguna meta académica que no es fácil superar. En estos casos, se trata de un reconocimiento al esfuerzo intelectual más que a un título de nobleza.

Tiene algunas aplicaciones en España

En el país europeo, su uso se está limitando cada vez más a la letra escrita, a los docentes y a los sacerdotes católicos. A veces se lo emplea para personas de edad con una trayectoria destacada, en los eventos públicos.

Tiene otras aplicaciones en Hispanoamérica

En el continente americano, por otra parte, se lo usa con mayor facilidad. Es frecuente que se lo use después del casamiento, o al llegar a la mayoría de edad. En algunos países, como México, sólo se lo entrega a personas que se han ganado el respeto de la comunidad. En Colombia se lo usa cuando la persona que es de mayor edad, o que tiene una jerarquía mayor (estatus). Así, una persona de más edad podría usar “Doña Juana” si esta, siendo más joven, ocupa una posición laboral más alta.