Algunas palabras pueden ser difíciles de definir. Sea por su similitud para con otras, porque su significado ha cambiado, o porque se la usa de forma incorrecta, quizás sea complicado entender qué significa alguna que otra palabra. Como por ejemplo, cuando a una persona se la llama “grandilocuente”.
Significa ser enfática
El énfasis es hacer evidente algo, de forma intencional. Es poner el acento en una cosa, dándole mucha importancia, ya sea por las palabras empleadas, por el tono, por la forma en que se presenta o por las veces en que se repite. El énfasis no deja dudas sobre lo que desea destacar, y se asegura que se lo note.
Significa expresarse de forma fluida
No se puede ser grandilocuente si se tartamudea, o si se queda sin palabras. La grandilocuencia implica un flujo constante de palabras concatenadas, que tengan sentido y te hagan retroceder primero, por el impacto de las palabras, y avanzar después, por la atracción que genera semejante discurso.
Significa que desea convencer
El objetivo de una persona grandilocuente es convencer a alguien de algo. Si observar a un pastor apasionado, podrás observar que utiliza palabras “grandes”, que se relacionan con la divinidad y los aspectos más emocionales, tanto positivos como negativos (el amor de la divinidad, el castigo después de la muerte, la cosa popular de turno que es cosa del demonio, etc.) de su religión.
Significa pomposidad
La “gran pompa”, con la que se celebran algunos acontecimientos en los cuentos de hadas, como las bodas entre príncipe y princesa, se refiere a la magnificencia, o al esplendor, que sólo se encontraban en los castillos y las cortes de dichos cuentos. También es la clase de solemnidad que lleva cierta clase de vanidad, en la que se usan las mejores galas y se desea que se note.
Significa solemnidad
La solemnidad implica formalidad, una serie de reglas que le dan un aire sagrado o de importancia religiosa a algo. Alguien grandilocuente suele darse aires de solemnidad, o dárselo al objeto del que habla, para darle más relevancia e imprimir un aura solemne en el asunto en cuestión. De esta manera, a quien le lleve la contraria se le mira como alguien que ronca en la iglesia.
Significa elocuencia
La elocuencia es la forma en que alguien se expresa, de forma tal que se le entienda con claridad, elegancia y mucha persuasión. Su objetivo es convencer que su punto de vista es el más adecuado, lo que dice es correcto, y por lo tanto es lógico que quien le escuche adopte su opinión como propia, con el convencimiento firme que ahora se comprende la verdad.
Significa cierto grado de vulgaridad
La exageración, el mostrar más de lo que se debería (tanto en piel como en posesiones o vestimenta, por ejemplo), no es algo que haga una persona con buen gusto, o culta. La diferencia entre algo sexy y algo vulgar es que lo primero insinúa y deja a la imaginación, mientras que lo segundo te salta a la cara e intenta convencerte a golpes. La grandilocuencia nunca será sexy.
Significa exageración
El vendedor que exalta su producto a vender como algo casi milagroso es un ejemplo de la exageración. La grandilocuencia implica exagerar lo que se quiere comunicar. Una persona grandilocuente nunca será una humilde, que habla bajito o que utiliza adjetivos parcos, sino que pondrá su punto a demostrar como lo mejor que le pasó a la humanidad.
Significa pretensión
Una persona grandilocuente es aquélla que sabe que no ha llegado a donde quiere llegar, pero pretende hacerlo. A veces finge haber llegado, para que eso le haga más sencillo el llegar de verdad. La grandilocuencia significa querer ser más de lo que se es, y por eso se exagera, tanto en la presencia como en las palabras.
Significa un vacío que se desea llenar con “ruido”
“Dime de lo que presumes y te diré de qué careces”. Una pareja feliz no necesita publicarlo en media docena de redes sociales. Una persona que habla maravillas de sí misma intenta esconder su inseguridad, su miedo a que la descubran y la acusen de ser una impostora. Un consejo para disimular algo es colocarlo al lado de una cosa aún más llamativa, y de aquí a la grandilocuencia hay medio pasito.