En qué consiste la datación radiométrica

Las maravillas de la tecnología se aprecian de muchas formas, sea el aire acondicionado en un día de calor digno del Sahara, la medicina que cura lo que hace un siglo nos mataba sin más, o intentar reconstruir hechos que no hemos presenciado. Sea que se trate de la escena de un crimen o de los dinosaurios, hoy se cuentan con herramientas para ello, como la datación radiométrica.

Consiste en medir la radiación de los radioisótopos

Se trata de los isótopos (átomos de un mismo elemento) que son radioactivos. Dicha radiación se genera en su núcleo inestable (isótopo padre), lo que causa emisiones de energía y partículas cuando cambia hacia un isótopo más estable (isótopo hijo). Mediante una fórmula, se puede medir dicho nivel de radiación, y calcular su edad.

Consiste en aplicar una fórmula matemática

Por si te preguntabas para qué te servía memorizar fórmulas en Física y Cálculo, aquí tienes un ejemplo. En dicha fórmula, las variables son la constante de desintegración radioactiva del isótopo padre, un logaritmo neperiano o natural, el número de átomos del isótopo hijo de la muestra, cantidad de isótopos padre presentes en la misma, y de aquí se obtiene la edad del elemento analizado.

Consiste en calcular la edad absoluta del elemento

La datación radiométrica determina la edad absoluta de algo, pero no es la única técnica que se puede utilizar para ello. Se trata de un conjunto de técnicas de datación, recurriendo a diferentes propiedades físicas de la muestra analizada, sin tomar como referencia a supuestos elementos anteriores o posteriores a la misma.

Consiste en más de una técnica

La medición radiométrica no tiene una sola forma de obtenerse: sus tres técnicas principales son el recuento proporcional de gas (contar las partículas beta emitidas por la muestra), el recuento de centelleo líquido (con la muestra en estado líquido, se la trata para que registre unos destellos que se crean al interactuar con una partículas beta), y la espectrometría de masas con aceleradores (mide el número de átomos de carbono presentes y la proporción de los isótopos) que es el más moderno y eficiente de todos.

Es un método relativamente nuevo de medición

Fue en los últimos años del siglo XIX y principios del XX cuando la radiación mostró su utilidad para la datación de elementos. Fue Henri Becquerel quien, en 1896, observó lo que luego se definiría como radiación en sales de uranio. Marie Curie y su esposo Pierre continuarían con esta investigación de la radiactividad natural. Fue Willard Libby quien, después de la segunda guerra mundial, descubrió su utilidad para la datación de ciertos tipos de materia.

Se utiliza en muchas disciplinas de conocimiento

La paleontología es la más conocida, pero hay otros campos científicos (y no tanto) que usan esta medición. Una de ellas es la geología (composición interna y superficial de la Tierra), la arqueología (estudia e intenta interpretar la vida de las sociedades antiguas hasta las actuales), la historia y hasta la criminalística.

Distintos elementos tienen distintas duraciones

La materia no sólo puede desintegrarse a distinto ritmo, sino que su radiación también puede variar, en duración y tipo. El más conocido es el carbono 14, pero no es el más duradero. El radón 222 dura casi cuatro días, el cobalto 60 poco más de cinco años, el carbono 14 casi seis milenios, y el uranio 238 pasa de los cuatro mil quinientos millones de años.

Se aplica en minerales, rocas y restos orgánicos

No es posible aplicar esta datación a todo lo que se encuentre, ya que distintos materiales poseen distintas características. No se puede utilizar en metales, pero sí en fósiles, ya que se comportan de forma diferente ante la radiación y, por lo tanto, podrían resultar en mediciones incorrectas si se quiere analizar la edad de una armadura de cota de malla, por ejemplo.

No es una medición exacta

Como este método toma en cuenta cuánto de la materia, y de su radiación, se ha degradado, y se emplea en muestras de miles a millones de años, no siempre se obtienen resultados certeros. Mientras más vieja la muestra, más amplio el rango obtenido. Y es que no se obtiene un número puntual, sino un intervalo. Si bien no es tan efectiva, no por eso es inútil, y por este motivo se la sigue utilizando.