En qué consiste la comunicación proxémica

La comunicación entre personas no se limita solo a las palabras en sí. La forma en que se envía el mensaje (escrito, oral, mensaje de voz, etc.), el momento y el tono, entre muchas otras cosas, también envían información, y esa información modifican el mensaje “pelado” de las simples palabras. Esto es parte de la comunicación proxémica.

Consiste en estudiar la comunicación no verbal

“Qué bien lo has hecho” tiene distintos significados según las circunstancias. Si te lo dice alguien en buen tono, después que hiciste algo que resultó bien, es una cosa, pero si viene ese tipo que no soportas y, con una sonrisa sobradora, te lo menciona en tono irónico, después que cometiste un error gigantesco… bueno, el mensaje es claro.

Consiste en observar la confianza entre las personas

Cuando hablas con tu hermana, no usas las mismas expresiones, ni el mismo tono, que cuando hablas con una profesora de la facultad. Esto se debe, entre otras cosas, a que la proximidad es distinta en los dos casos: puedes bromear con tu hermana, pero eso no corresponde en todos los casos, como con una profesora severa a la cual le has ido a entregar un trabajo muy atrasado.

Consiste en tener el cuenta el contacto físico

Hay gente a la que no le gusta que la toquen. Otras no ven problema en tener contacto físico con otras personas, desde el apretón de manos hasta un beso en la mejilla, por ejemplo. Esto se debe considerar al hablar de comunicación proxémica: una palmada en el hombro es mucho más personal, e íntima, en una persona con tendencia a no tocar a la gente, por ejemplo.

Consiste en medir la distancia física

No con una cinta métrica, claro está, sino a ojo. La zona íntima es la más cercana, tanto en lo físico como en lo emocional, de hasta 40 centímetros; le siguen la personal, entre 41 y 120 centímetros de distancia, la social es hasta 360 centímetros, y de allí en adelante es la zona social. Es distinto hablar con tu pareja que hablar con tu jefa, por ejemplo.

Consiste en un espacio personal, y variable

La distancia física medible mencionaba arriba es un estándar, pero puede cambiar. Quizás han sucedido cosas en la vida de esa persona que cambiaron dicho espacio, o vive en una cultura distinta, o aprendió algo. Todos estos factores influyen en el cambio de los espacios a nivel proxémico. También el crecer y dejar algunas cosas atrás, entra otras.

Consiste en considerar la cultura de cada quien

El espacio personal es distinto para una persona que vivió en Hong Kong, que para otra que vivió siempre en el campo. La distancia de confort, estando las dos en una situación profesional, por ejemplo, puede variar, y esto se debe a factores culturales. Cuando vives en una casa de dos metros cuadrados, el pararte cerca de alguien es normal, cuando vives a cien metros de tus vecinos, la cosa cambia y sí, esto genera cierta confusión, y hasta conflictos.

Consiste en notar las miradas

¿A dónde mira A cuando le dice algo a B? ¿Y de qué forma la mira? ¿Tiene toda su atención enfocada en quien le está hablando, o sus ojos vagan hacia la distancia? Una mirada penetrante puede hacer acallar a una sala completa, porque transmite mensjes sin una sola palabra. Esto, también, es parte de la comunicación proxémica.

Consiste en utilizar los otros sentidos

Es de pésima educación aparecer en una boda con vestido blanco y largo. También el hablarle a la cara después de comer ajos y cebollas, o el gritarle a quien habla bajito. Todo esto envía mensajes a quien te percibe, y no son muy buenos. Si bien no puedes controlar si apestas en un día de calor, por ejemplo, el hacer un esfuerzo extra demuestra que quieres que la otra persona se sienta bien, aunque no digas una sola palabra.

Consiste en una expresión del inconsciente

El lenguaje corporal es algo mas complicado de disimular que el tono de voz. La proxemia estudia esas señales que son difíciles de esconder y que, por lo tanto, pueden revelar tus verdaderas intenciones. Para aprender a manejarlo, se debe hacer un esfuerzo consciente, y a veces constante, para enviar el mensaje que se quiere enviar, y no el que se envía.