¿Qué características tiene un maleante ?

Los tiempos cambian, la realidad también, y con ellos las palabras utilizadas para expresarse. Antes se usaba mucho X, pero ahora cayó en desuso. O puede que X haya cambiado de significado y ahora esté más cerca de Y. Pero a veces es necesario que haya la mayor claridad posible. Imagínate si te toca defender a un maleante en juicio, por ejemplo, y no sabes cuáles son sus características.

Perverso

Un maleante es perverso: es decir que obra mal, sabiendo que obra mal, y no le importa. Disfruta de causar daños, más aún si saca provecho de ello, y no se detiene ante el sufrimiento de otras personas. Su principal objetivo puede que no sea el hacer daño, sino el placer que le causa dañar, o el obtener ventaja de ello.

Es un delincuente con antecedentes

No hay maleante que no rompa la ley, sea la escrita (Constitución) o la mínima indispensable para vivir en sociedad (normas tácitas de una cultura). Es común que tenga antecedentes penales, se hayan comprobado o no, y que no le importe aumentar la lista de crímenes que ha cometido o piensa cometer.

Peligroso

Todo maleante que se precie de tal no deja pasar oportunidad para cometer fechorías. Sea que tenga alguna especialidad (robo, estafas, determinado tipo de víctima o situación, etc.), o que aproveche toda oportunidad que vea, no dudará en hacer maldades, causar daño, y beneficiarse de ello.

Sin características físicas definidas

Si te dicen “maleante”, lo más probable es que pienses en personas feas de barrios pobres, pertenecientes a alguna minoría étnica, o inmigrantes de pocos recursos. La realidad es que hay maleantes de todo tipo y color (los ricos y carismáticos tienen más formas de ocultarlo). El decir “esta persona es maleante por X característica física” es una falacia.

Maleducado

Una de las formas en que se usa esta palabra es para expresar que alguien tiene mala educación, o malos modales, o no actúa con el respeto que se supone que debiera demostrar. Aquí se nota la diferencia entre generaciones, más que nada, a lo que se le suma que, si bien hay algunos puntos comunes, cada persona tiene sus propias particularidades de qué es la buena o mala educación.

Que se burla de la ley

Un maleante no tiene interés en respetar la ley, y se burla de ella. “Cada hora nace un tonto” es una de las frases que utiliza para estafar gente que cae en el “cuento del tío”, por ejemplo. Según su filosofía, si hay una oportunidad lo malo sería no tomarla, aunque venga en forma de un bolso que robar o una persona a la que lastimar.

Corrupto

No existe maleante bueno. Quizás crea que lo que hace está bien, pero el mundo en el que vivimos considera otras cosas. En el caso de personas con mucho poder (políticos o empresarios, por ejemplo) esto viene de la mano de la corrupción, un mal que impide que países pobres avancen hacia mejores condiciones de vida para toda su población.

Le desagrada el trabajo honesto

No ya en blanco, sino honesto, aunque sea vender tortas en las estaciones de trenes. El maleante lo ve como una pérdida de tiempo, y no es raro que se ofenda si le proponen “cambiar la vida que lleva e intentar redimirse”. Le agrada causar daño, romper la ley y ganarse así la vida, no le interesa la honradez y no busca un trabajo acorde.

Mentiroso

Gran parte del talento necesario para ser un maleante se centra en saber mentir. En decirle a la cara a tu abogada que no has robado, aunque tengas el botín entre las manos. En disimular que has logrado cometer un delito y actuar como si nada, como si fuese una persona común y corriente, extra en el fondo de una escena de una película.

Egoísta

Su principal motivación es él: qué beneficios obtiene, cuánto daño hace, qué placeres obtiene. No es Robin Hood, sino un criminal que piensa en sí mismo y en cómo mejorar lo que ya posee. Quizás haga pensar, con su carisma y su manipulación, que lo que hace lo hace por el bien de alguien más, o por alguna idea romántica, pero la persona más importante siempre será él.