Si lees u texto de hace cincuenta años, notarás algunas palabras algo extrañas, o que se escriben distinto. Si vas un par de siglos atrás, aunque sea en tu lengua natal, leerás palabras raras, algunas que no se usan más, y otras que quizás se sigan usando, pero no tanto como en esa época. Y hasta puede que veas que algunas se escribían “mal”. Para aclarar confusiones, tomemos de ejemplo las palabras “hecho” y “echo”.
Homófonas (suenan igual) pero diferentes
Cuando hay muchas palabras para expresar algo, se habla de sinónimos; cuando una palabra puede expresar muchas cosas, se trata de polisemia. En este caso, “hecho” y “echo” suenan igual, ya que la hache es “muda”, pero estas dos palabras tienen significados, y usos, diferentes.
Hecho: participativo del verbo “hacer”
Oh, sí, todo eso que e enseñaron en Lengua (o Lengua y Literatura) tiene aplicación práctica, y había motivos para enseñártelos (aunque sea, a esforzarte). Se usa en la formación de tiempos verbales (pretérito, presente o posible o futuro) compuestos, y puede usarse como adjetivo y sustantivo, todo en uno.
Echo: primera persona del verbo “echar”
En este caso, está conjugada en presente del modo indicativo. Además de significar “tirar, depositar, expulsar o poner”, se puede utilizar en algunas expresiones, relacionadas con la añoranza o el deseo de poder vivir lo que situaciones en el pasado nos hicieron sentir.
Hecho: cuando se refiere a “cosas que suceden o se hicieron”
Esta palabra se usa cuando hay una acción de por medio, que implica hacer o realizar algo: “¿Pero qué has hecho?”, “A lo hecho, pecho, aunque se te caiga el techo”, “Espero que ya hayas hecho tu tarea”, “Tendría que haber hecho el examen para el carnet hace años”, “Se nota que esto está bien hecho”, etc.
Echo: cuando se refiere a “tirar, depositar, expulsar o poner”
Aquí, dejando de lado la publicidad de ciertos productos de limpieza del mismo nombre, se aplica a colocar algo en otro lugar, o a obligar a ese algo que se vaya. “Las cartas han sido echadas al buzón”, “Echa al perro que vamos a limpiar el piso”, “Hay que echarle más sal a la comida”, “Deberían echarte ahora mismo del trabajo”, etc.
Hecho: cuando algo está asentado
De aquí la famosa expresión “De hecho, (tal cosa)”. Quiere dar a entender que (tal cosa) es algo que ya se hizo, es una realidad, puede consultarse o comprobarse, o que se está llevando a cabo. “Es un hecho que la lluvia cae de las nubes”, “De hecho, ya terminó la fecha de inscripción”, “Es un hecho que…”, etc.
Echo: para referirse a la añoranza
Cuando extrañas a alguien, a los momentos que pasaron juntos, o sientes añoranza por un pasado que ya no existe más, se puede decir que “echas de menos” esa época, persona o situación. Quisieras volver a vivirlo, aunque sea por unos momentos, para escapar de una realidad, o de un futuro, poco agradables.
Echo + a + infinitivo = comienzo de una acción
Si te suenan las frases “casi me eché a llorar” o parecidas, sabes a lo que nos referimos. En estos casos, el añadir “Echo a”, en alguna de sus conjugaciones (echo, echa, echan, etc.), quiere decir que ha iniciado la acción que se expresa en el infinitivo (amar, temer, partir, etc.).
Echar: se usa en varias expresiones
El “echar de menos” es una de las más comunes, pero no la única: también pueden encontrarte con “echar cuentas” (hacer cálculos), “echar a perder” (arruinar), “echar atrás” (volver sobre sus pasos, o desdecirse), “echar pestes” (hablar mal, por lo general a espaldas de alguien), etc.
Por qué es importante todo esto: comunicación y profesionalismo
Las reglas ortográficas sirven para que nos entendamos mejor, y no cometamos errores que pueden llevar a conflictos. Quizás sea posible aclarar algunos y no pasen a mayores, pero mientras más poder tengas, más importante será que te comuniques bien. Además, una de las señales de la profesionalidad es la atención a los detalles. Si quieres dar una buena impresión, en especial si es la primera (sólo tendrás una oportunidad para esto), como al presentar un CV para un trabajo, una falta ortográfica puede ser el detalle que haga que no te llamen.