Ejemplos del Efecto Pigmalión en la vida cuotidiana

El Efecto Pigmalión es un fenómeno psicológico que se produce cuando las expectativas que una persona tiene sobre otra influyen en el desempeño y comportamiento de esta última. Este efecto puede tener un impacto significativo en nuestro rendimiento académico, laboral, deportivo o también en las relaciones interpersonales. A continuación mostramos algunos ejemplos del Efecto Pigmalión en cada ámbito de la vida cotidiana.

En la educación

Un ejemplo concreto del efecto Pigmalión en el aula podría ser el caso de un estudiante que ha sido etiquetado como «poco inteligente» o «problemático» por un profesor. Si el profesor trata al estudiante de manera diferente en función de estas etiquetas, como darle menos atención o menos oportunidades de participar en clase, es más probable que el estudiante cumpla con estas expectativas negativas y tenga un desempeño inferior al que podría haber logrado si se hubiera tratado al estudiante de manera equitativa.

Un profesor que tiene altas expectativas sobre el rendimiento académico de un alumno, puede proporcionarle más atención y oportunidades de participar en clase, lo que puede motivar al estudiante para que se esfuerce más y tener un mejor rendimiento académico.

En el lugar de trabajo

Un jefe que cree que un empleado es capaz de liderar un proyecto importante, puede motivar al empleado para que tome el liderazgo y lo complete con éxito.

Un jefe que cree que un empleado es capaz de aprender nuevas habilidades, puede motivar al empleado para que las aprenda y mejore su desempeño.

En el deporte

Un entrenador de baloncesto que tiene altas expectativas sobre el rendimiento de su equipo, puede motivar a los jugadores para que den lo mejor de sí mismos y logren ganar el partido.

En las relaciones interpersonales

Un amigo que cree que su amigo es atractivo y tiene muchas cualidades positivas, puede motivarlo para que tenga confianza en sí mismo y se acerque a la persona que quiere enamorar.

Un amigo que cree que su amigo tímido es capaz de socializar y hacer nuevos amigos, puede motivarlo para que se enfrente a situaciones sociales y se relacione con más personas.

En el ámbito sanitario

Un médico que cree que un paciente con cáncer terminal puede tener una buena calidad de vida hasta el final, puede motivar al paciente para que siga un tratamiento paliativo y disfrute de sus últimos días.

Una enfermera que cree que un paciente hospitalizado puede recuperarse pronto, puede motivar al paciente para que siga el tratamiento y se recupere más rápido.

Un psicólogo que cree que una persona con depresión puede superar sus problemas emocionales, puede motivar a la persona para que participe activamente en su tratamiento y logre mejoras significativas.

Un tutor que tiene altas expectativas sobre el rendimiento de una persona con discapacidad, puede motivar a la persona para que supere sus límites y alcance su máximo potencial.

En la autoexpectativa en uno mismo

Si una persona cree que es capaz de lograr algo, es más probable que se esfuerce por conseguirlo. De esta manera, al tener una autoexpectativa positiva, estamos más cerca de alcanzar nuestro máximo potencial.

Una persona que cree que puede superar su fobia a las alturas, puede motivarse a sí misma para enfrentarse gradualmente a su miedo y trabajar en la desensibilización.

Una persona que cree que puede mejorar su autoestima, puede motivarse a sí misma para practicar la autoaceptación y el amor propio, trabajando en su diálogo interno y centrándose en sus fortalezas y logros.